Puede que el principio de este artículo puede ser un poco extraño. En mis años de la secundaria, recuerdo aprender sobre el dios romano “Jano”. Normalmente, a este dios se le dibuja parado en la puerta de la vida y con dos rostros. Un rostro mira hacia el pasado y el otro hacia el futuro. Siempre se refería a Jano como el dios de los principios y los fines, el dios de la transición.
El primer mes del año, también se reconoce a enero como la puerta a nuevos principios. Muchos creen que derivamos el nombre del mes de este personaje mitológico. Así que en este primer mes del año 2017, nos encontramos parados en la puerta, en un momento histórico en la Diócesis de Trenton y nuestras parroquias, todos nosotros mirando hacia atrás y también hacia el futuro.
Al mirar atrás, vemos que hace 18 meses que el Obispo O’Connell públicamente anunció su intención de asumir la iniciativa de planeación “Fe en Nuestro Futuro”. Como todos hemos aprendido, su decisión se basó en el deseo profundo de fortalecer y animar a las parroquias de los cuatro condados de la diócesis y de prepararnos para afrontar los desafíos del futuro. El obispo O’Connell reconoció y expresó su preocupación sobre el número de sacerdotes activos que estarán disponibles para servir al pueblo diocesano, la necesidad de mejorar la administración de los recursos y el cuidado de las necesidades espirituales y pastorales del pueblo de la Diócesis de Trenton.
Hace poco, alguien me preguntó, “cuando usted reflexiona sobre el año y medio pasado, ¿cómo describiría su experiencia de la iniciativa “Fe en Nuestro Futuro”?
Mientras me paro en la puerta y miro hacia atrás, digo con certeza que la experiencia ha sido positiva. Ahora que miro hacia el futuro, tengo la esperanza que lograremos mucho.
Comparto algo que leí hace poco: “Mirar atrás y pensar si pudiera haber funcionado eventualmente duele más que intentar y fallar”.
El pensar se ha acabado. Lo hemos intentado y hemos tenido éxito. Hemos seguido al mandato del obispo y ya no hace falta cuestionar su éxito. Durante el proceso Fe en Nuestro Futuro, mientras trabajamos con Reid Group de Seattle, Washington, casi 500 personas de las 107 parroquias de diócesis se unieron como miembros de equipos parroquiales y, eventualmente, como cohortes. El proceso les pidió meterse en un estudio intenso y en discusiones serias sobre el futuro de la Iglesia en su área de la diócesis.
A veces, ha costado aceptar los cambios reales que pasan en la Iglesia, y de cierta forma en las respectivas parroquias. Para muchos, fue doloroso determinar el impacto que estas nuevas realidades tienen y seguirán teniendo en la manera como celebramos, aprendemos y nos reunimos como comunidad y nos servimos los unos a los otros.
Hemos visto muchos resultados positivos desde la primera fase del proceso de planeación. Entre ellos, personas de parroquias vecinas se han conocido y han formado un espíritu de colaboración. Se está compartiendo información sobre los distintos programas y los ministerios. Han surgido nuevas ideas inspiradoras para colaborar mejor.
Ahora que pasamos por la puerta para movernos hacia el futuro, espero que, cómo una diócesis, podamos construir sobre estos resultados positivos. Gracias a las 500 personas que participaron, tenemos los cimientos para imaginar cómo seguir adelante, para ser creativos y, a veces, saber cómo llegar al compromiso. A través de todo el proceso, con diligencia, se ofrecieron los mejores esfuerzos para las parroquias y la diócesis.
Demos muchas gracias a los párrocos y las personas que aceptaron la invitación y participaron en la iniciativa “Fe en Nuestro Futuro”, por su generosidad de tiempo y por pasar por la puerta fielmente.
El monseñor Troiano sirve como vicario episcopal para el planeamiento diocesano.