El uso de la tecnología se ha convertido en ser parte esencial de nuestra vida cotidiana en medio de la pandemia del COVID. El acto de compartir nuestra fe ahora depende del teclado de la computadora.
El 10 de octubre, la Iglesia beatificará a Carlo Acutis (1991-2006) en Asís. A los 15 años, el joven italiano falleció por leucemia, cortando en breve una vida dedicada a la oración. Pero, en sus 15 años, Carlo Acutis dejó su huella en el mundo.
Su madre compartió que la familia era católica pero no tan religiosa. Sin embargo, por alguna razón, Carlo demostró muy de joven un amor profundo por el Rosario y la Eucaristía. Ciertamente, Dios estuvo acercándose a él buscando conocer y amarlo.
En términos actuales, Carlo era un nerdo y le encantaba la computadora. Sus amigos y compañeros de escuela conocían bien sus talentos y habilidades tecnológicas. El joven veía a la computadora como una gran herramienta para la evangelización. Empezó una página web dedicada a catalogar todos los milagros conocidos que tenían que ver con la Eucaristía hasta entonces.
Carlo también tenía una compasión tremenda por las personas deshabilitadas y por sus compañeros que tenían vidas familiares difíciles. Defendía a sus compañeros que sufrían del acoso escolar en la escuela.
Desde sus primeros días, las personas a su alrededor reconocieron algo especial en Carlo Acutis. Dios estaba siempre presente y activo en su vida, especialmente en medio de su sufrimiento.
Es una coincidencia hermosa de que la Iglesia beatifique a este ejemplo maravilloso de una persona llena de fe quien escogió la tecnología de computación por el bienestar de la Iglesia y a la vez nuestra dependencia en la tecnología haya crecido tanto durante este tiempo de pandemia. Que el beato Carlo Acutis interceda por nosotros, especialmente por los jóvenes, para que siempre usemos nuestros dones y talentos por el bien del prójimo en el nombre del Señor.