El jueves pasado, el fiscal general de New Jersey, Gurbir Grewal, anunció que establecerá un equipo para investigar las alegaciones de abuso sexual de menores de edad por el clero en las cinco diócesis del estado de New Jersey además de cualquieras indicaciones de intentos por sus obispos y líderes eclesiales de esconder situaciones delicadas. Su decisión sigue la publicación del reporte de una gran juria de Pennsylvania investigando acusaciones parecidas en ese estado durante un período de setenta años y las revelaciones de antes este verano en las Arquidiócesis de New York y Newark de alegaciones creíbles y sostenidas de abuso de parte del ex-cardenal Theodore McCarrick a un niño menor de edad y varios seminaristas adultos. Todas estas alegaciones son indefensibles, repugnantes y mortificantes. Han causado dañado irreparable a sus víctimas, sus familias y la Iglesia. El clero junto a los laicos justamente han reaccionado con el enojo, atropello, disgusto y la desilusión. Ha causado una duda profunda en su fe y a devastado la credibilidad del liderazgo de la Iglesia.
Como obispo, bajo mi cabeza en vergüenza reconociendo que mis disculpas más profundas no sean adecuadas. Aún, las ofrezco de nuevo.
Una Iglesia – cualquier organización o agencia, comunidad o carrera, religiosa u otra, hasta también una familia- en que no protegen a los niños inocentes y los adultos vulnerables y en que no les ofrecen un ambiente seguro ha perdido el camino. La crucifixión continúa en su sufrimiento. Nuestra fe nos asegura que tiene que haber una resurrección… y que esa resurrección ocurrirá a través de nuestro trabajo renovado y dedicado para asegurar que todos los niños y adultos vulnerables están seguros en nuestras Iglesias, nuestros ministerios, nuestras escuelas, nuestras comunidades, nuestras familias.
Es mi esperanza y oración que una investigación objetiva, honesta e independiente confirmará lo que yo creo que sea verdad … que todas las alegaciones recibidas en la Diócesis de Trenton han sido entregadas al fiscal de acuerdo al compromiso que se hizo en el 2002 con las otras diócesis del estado. Aun así, tenemos que prepararnos para la posibilidad que los casos del pasado serán reportados – a pesar de responder correctamente y responsablemente a ellos – y que no será fácil escuchar. Será un proceso difícil, pero es necesario cuando pensamos en lo que se arriesga tanto – el bienestar y la seguridad de las personas bajo nuestro cuidado. Como el obispo de la Diócesis de Trenton, yo me comprometo a cooperar y a estar atento totalmente a lo que necesita el fiscal general y su equipo. No cambiará el pasado, nada puede cambiar el pasado. Con esperanza, nos ayudará a formar un futuro libre del abuso de menores de edad y los adultos vulnerables.
También me gustaría compartir un reportaje de la Conferencia Católica de New Jersey que elabora nuestros esfuerzos para prevenir este abuso y nuestras respuestas a las alegaciones:
DECLARACIÓN DE LA CONFERENCIA CATÓLICA DE NEW JERSEY
La Iglesia Católica en New Jersey ha invertido recursos considerables para prevenir cualquier abuso de cualquier niño en cualquier momento por cualquier persona. Cada diócesis mantiene policías comprensivas para responder a denuncias y para prevenir el abuso sexual de menores de edad. Estas policías y normas son verificadas regularmente por una auditoria externa de cada diócesis.
PREVENCIÓN DE ABUSO
RESPUESTAS A ALEGACIONES DE ABUSO
Acuerdos de Reclamos: Reclamos de victimas sobre abusos establecidos por sacerdotes, diáconos u otros se resuelven entre las cinco diócesis de New Jersey. Juntas, las diócesis han entregado casi $50 millones a víctimas en acuerdos de reclamos. Se debe reconocer que “los acuerdos de confidencialidad” reportadas por los medios nunca son estipuladas ni requeridas como parte de ningún acuerdo. Son acuerdos entre los víctimas y sus abogados para proteger la privacidad de las víctimas.
Nos arrepentimos que hace décadas, algunos en la Iglesia fallaron en su responsabilidad de protegerles a los niños. Sin embargo, en el día de hoy, ninguna institución, pública ni privada, ha hecho más para prevenir el abuso que la Iglesia Católica en New Jersey. Seguiremos vigilantes para asegurar un ambiente seguro para cada niño a quien servimos.