La Basílica Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en las afueras de la Ciudad de México es el santuario Mariano más visitado en el mundo. Millones de personas pasan por las puertas de la Basílica cada año, especialmente cuando se acerca el día festivo del 12 de diciembre. Este año, casi cuarenta fieles de la Diócesis de Trenton – obispo, sacerdotes y laicos en peregrinación – se contaron entre esa cantidad durante la primera semana de Adviento. La experiencia fue profundamente conmovedora y espiritual mientras celebramos la Misa en este lugar sagrado donde se ve milagrosamente en la tilma de San Juan Diego la imagen de la “Virgen de Guadalupe” cerca del crucifijo arriba del altar principal. Un indígena, Juan Diego, tuvo el privilegio de cuatro apariciones de la Santa Madre, María, en el 1531. En sus conversaciones con Juan Diego, Nuestra Señora de Guadalupe intentaba calmar sus miedos con preguntas que, a la vez, revelaban su identidad: “¿No estoy aquí yo, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra”?