Como muchos veteranos de la segunda Guerra Mundial que conocieron sus conflictos y la pérdida de vida, mi padre no hablaba mucho sobre lo que vio. Estaba orgulloso por su servicio naval como marinero en cinco naves de guerra en ambos océanos, Atlántico y Pacífico. De vez en cuando él mencionaba batallas en que se metían sus naves, como en la batalla del Guadalcanal.
Él se hizo militar cuando tenía 18 años en el 1941 poco después de Pearl Harbor y se jubiló honradamente en el 1945. De hecho, recibió una de las últimas citaciones del Presidente Franklin D. Roosevelt antes de que muriera. Aunque nunca recibió el premio, Corazón Morado – algo que él lamentaba a veces – perdió mucho de su sentido del oído como resultado de batallas navales. Su servicio le fue muy importante y profundizó su patriotismo y amor por este país.
Mi padre era un buen hombre y un gran padre muy trabajador. Amaba a mi madre y sus cuatro hijos. Nació antes de la Gran Depresión y se criaba en pobreza, en lo que llamaríamos hoy “una familia disfuncional”. Se mantenía pendiente de sus padres, comprando carbón para su casa, pavos para Día de Acción de Gracias y árboles para sus celebraciones navideñas. Mi madre me contó una vez que mi padre nunca había celebrado un Día de Acción de Gracias en ninguna casa hasta que se casaron. ¡Ni puedo imaginar eso!
Dejó sus estudios en el cuarto grado para ayudar a su familia grande económicamente y nunca perdió su sentido del valor del trabajo, algo que instaló en sus hijos. Después del naval, encontró empleo en Budd Company en Philadelphia, una compañía que producía productos de metal, y luego consiguió un segundo trabajo como barman. Se hizo co-dueño de una gasolinera y un taller mecánico en Feasterville, PA, “Flying A” patrocinado por Tidewater Oil Company. En el 1970, Getty Oil Company compró Tidewater y la gasolinera asumió el nombre nuevo. Se esforzaba para que tuviera éxito hasta jubilarse en el 1985 cuando tenía 62 años.
Mi padre era atleta, jugando béisbol y golf. De manera especial, ¡le encantaba “el hoyo 19”! Jugó en el campeonato “Bing Crosby Pro-Am Open” en el 1964, enseñando jugar a mis dos hermanos mayores y jugando golf hasta los 82 años, el año antes de que falleciera.
Tengo tantos recuerdos de mi padre. No teníamos mucho dinero, pero nunca se lo sentíamos. Él no hablaba mucho pero leía el periódico del principio a final cada día y era adicto de las noticias. Me impresionaba siempre su conocimiento mundial. Preguntaba muchas preguntas. Al reflexionar sobre él ahora, me doy cuenta que aquellas preguntas formaron parte de su enseñanza y su manera de compartir sus opiniones en lugar de darnos prédicas y consejos.
Mi recuerdo más duradero es la manera que él cuidaba la casa, cultivando flores y “trabajando en la propiedad”. Al llegar la noche, él se sentaba en “su silla” afuera y miraba con mucha satisfacción al mundo de su alrededor. Muchos en el vecindario le llamaban “el alcalde de Langhorne”.
Con otro Día del Padre, mi mente y corazón se llenan de estas reflexiones y más. Mi niñez no fue siempre algo fácil pero es curioso como los momentos difíciles se disminuyen y solo los buenos recuerdos quedan cuando mueren nuestros padres. Los Días de Acción de Gracias y las Navidades, vacaciones a Ship Bottom o Barnegat, viajes a Gettysburg, salir para comer espagueti y albóndigas, panqueques en el diner después de Misa (¡a las 6 de mañana cada domingo!), trabajar con él en la gasolinera o en nuestra propiedad, manejar al seminario tantas veces, sus lágrimas de orgullo en promociones familiares, bodas, bautismos, mi ordenación, sentarme con él y mi mamá abajo o afuera y, luego, poder estar presente con él durante sus momentos finales. Esta es la historia de “mi padre”… ¿qué escribiría usted sobre el suyo?
La vida realmente pasa velozmente y nunca se puede reemplazarlos a nuestros padres. Merecen nuestra gratitud sin duda, pero mucho mucho más. El Día del Padre no es solamente un día de fiesta; es una oportunidad para expresar el amor por ellos estén o no con nosotros todavía. Este año, que aprovechemos de la oportunidad de decir, Papá… ¡te quiero!