Las parejas en sus años dorados que han abrazado su vocación vocacional son verdaderos testigos de la belleza y la santidad del matrimonio de por vida. La naturaleza sacramental del matrimonio es tan evidente para todos los que lo encuentran. Es la suma total de sus experiencias, todas sus alegrías y luchas a lo largo de los años lo que los convierte en un signo tan profundo de la presencia de Dios en el mundo.
En los últimos años del matrimonio, la relación matrimonial deberá adaptarse a cambios como la jubilación, los desafíos financieros, los problemas de salud, la pérdida de la independencia y los problemas del final de la vida. Es posible que los cónyuges deban dejar atrás las decepciones pasadas, perdonarse y volver a prometer. Necesitarán mantener un sistema de comunicación eficaz que les permita a cada uno de ellos expresar sus sentimientos, alegrías y preocupaciones más profundos. Es posible que necesiten construir una amistad más profunda a medida que pasan más tiempo juntos.
Ser activo en su comunidad parroquial les ayudará a hacer la transición a los años dorados, pero también les permitirá compartir sus dones y talentos, su sabiduría y experiencia en el servicio a los demás. Estas parejas pueden ser especialmente útiles para otras parejas casadas que pueden estar experimentando el mismo tipo de dificultades que pudieron superar, por lo que servir en el equipo del ministerio matrimonial parroquial o en un equipo de Pre-Cana de la parroquia local sería beneficioso para ellos. matrimonio y su parroquia.